Un blog sobre lecturas, transculturización y mestizajes

viernes, 29 de agosto de 2008

DE CRUZ Y MEDIA LUNA/RESEÑA POR SARA URIBE

Para Elvia Ardalani lo primero es la sed, un nombre que alguien pronuncia en un idioma extranjero, un antiguo camino labrado por la arena, un periplo ajeno que se vuelve propio en el azogue de la memoria y el deseo; lo primero es el hambre, la húmeda feracidad de los cuerpos que se construyen con la arcilla del alba, que se alimentan de tempestades y naufragan en busca del vocablo exacto que desdiga sus fronteras; lo primero es el abismo, la ausencia colmada, el sedimento y la gota prístina del calostro infinito, del llanto inaugural que todo lo despierta, que todo lo renombra. Para Ardalani lo primero es la presencia.
De cruz y media luna evidencia la metáfora del ser y la existencia, todo en su poética es circular, cíclico: la nostalgia y el instinto, el silencio cósmico y la fugacidad de la carne, el vendaval y lo pétreo, la permanencia del origen y las lumbres, el hueco sideral y los universos minúsculos, lo arbóreo y lo telúrico, los presagios y la inmediatez de un vientre que germina una hendidura, una música marítima que bifurca la vida, que reproduce una y otra vez el barro fresco de la semilla y la esperanza. La fecundidad amniótica de lo húmedo teje su red semántica en los poemas de Ardalani, como una leche subterránea y transparente creadora de urdimbres primigenias, como un símbolo de lo posible, de la potencialidad del lenguaje y de la finitud temporal.
De cruz y media luna es también el registro lírico de una intersección multicultural: mismidad y otredad se entrelazan en un sincrónico vórtice que conjuga lenguas, credos y dioses. Las raíces familiares, los olores, sabores y canciones que revisten la cotidianidad de la tradición, configuran la identidad y el horizonte de comprensión de los habitantes de los poemas de Elvia Ardalani: un hombre y una mujer que emprenden bajo un mismo paso sus propias búsquedas y por amor se trascienden a través de la concepción de un hijo que no se define como herencia signada, sino más bien como un eje de múltiples posibilidades existenciales.
La poesía de Ardalani reúne en torno a la lucidez y contundencia de su palabra, una serie de referentes que nos vinculan de manera directa e irreversible con su experiencia poética: la necesidad de ser saciado, la posibilidad de ser uno mismo en el otro, la pertenencia a un núcleo identitario, la solidez de los lazos filiales y el reconocimiento de la libertad. De cruz y media luna alberga una poética corpórea que otorga un rostro fidedigno a las imágenes propuestas, hay en su voz y en su mirada una silenciosa transparencia, el ritmo de una respiración que se agita y se aquieta; hay detrás de todos sus versos la imperturbable certeza de lo amado.


Sobre Sara Uribe
Nació en Querétaro en 1978 y radica en Tampico, Tamaulipas desde 1996. Poeta. Licenciada en filosofía. Directora del Archivo Histórico de Tampico. Ha publicado los libros Lo que no imaginas (Conarte, 2005) y Palabras más, palabras menos (IMAC, 2006). Premio de Literatura del Noreste Carmen Alardín 2004.Premio Nacional de Poesía Tijuana 2005.Premio Nacional de Poesía Clemente López Trujillo (Bienal de Literatura Yucatán 2004-2005).

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